La pintura elegida en una casa puede dar mucha información sobre la personalidad de una persona. Los objetivos que se pretenden alcanzar cuando se realiza esta tarea en las cuatro paredes se aprecian también en la simbologia del color. Los tonos y las formas de mostrarlos se relacionan con diferentes conceptos y valores que pueden contagiar a los habitantes e invitados. Cada color tiene sus características y está asociado con varias formas de ser, por lo que la elección en la pintura de nuestro hogar puede ser muy indicativo del camino que queremos llevar en nuestra vida.
El blanco es el tono predominante en muchas casas españolas y no solo por ser un combativo del calor. Este color tan puro transmite calma y paz, además de generar la sensación de un espacio amplio y cómodo para vivir. Su uso, eso sí, debe hacerse con esmero, pues una presentación excesiva o con una mala combinación de los muebles puede dar la sensación de olvido. Cada habitación combina el blanco con diferentes comportamientos. Mientras que en el salón la idea es de un ambiente contemporáneo, en el baño aporta tranquilidad. Una cocina blanca se asocia a un ambiente limpio y moderno.
La pintura amarilla es mucho menos frecuente en los hogares, pese a que se asocia con optimismo y con una carga de energía. Quien ve un pasillo amarillo recibe una inmediata invitación a pasar y descubrir qué hay al otro lado. Su potencia le condiciona, pues puede llegar a ser un tono que genera rechazo, por lo que hay que utilizarlo con moderación.
El color verde, por su parte, da mucho margen para la creatividad, especialmente en los dormitorios. Es el tono de la esperanza y ahora también genera una importante asociación con el respeto por el medio ambiente.
Esta idea también se aprecia en los colores marrones, pues son referencia de la tierra y la naturaleza. La sensación que transmiten estos tonos son de realismo y estabilidad.
Las personas más románticas, por su parte, encontrarán en la rosa una pintura ideal para ciertos espacios del hogar. Amor, ternura, romance o dulzura son los sentimientos que se asocian con el rosa. Puede utilizarse en la habitación más privada de los papás o en la ilusión de una niña pequeña.
El color azul es ideal para la habitación de un niño, pues aporta concentración y descanso, ideal para que el pequeño duerma bien o se concentre en sus horas de estudio.
El naranja, por otro lado, es un contraste bastante opuesto en cuanto a tonos. Transmite calor y mucha vitalidad. La combinación con el blanco es la mejor elección. Sigue la línea de los tonos rojos, si bien estos aportan más sensaciones e influencia sobre el estado de ánimo. El amplio rango de este color puede generar energía, dinamismo, sensualidad o rabia, entre otros; en función del tono elegido. Combina mejor en pasillos y salones.
Quien busque orden y elegancia puede elegir un color gris, ya que la sensación que transmite es de tranquilidad. Tiene, además, un efecto luminoso.
El negro sigue esta idea y encaja mejor como un fondo, de manera que tiene que combinarse con otro color.
Soy amante de la decoración y el DIY y me gusta estar al día de las últimas tendencias y novedades en el sector. Hablo acerca de las propuestas decorativas que se presentan como novedad cada temporada y que más llaman mi atención, nuevos productos, rewiews, rankings y comparativas. Fundé este blog en el año 2008 y aquí sigo, escribiendo con la misma ilusión y pasión que el primer día. ¿Nos seguimos? A mí también me encantará ser tu amiga en las distintas redes sociales.